¿SE LE PUEDE LLAMAR A MARÍA REINA?
Algunos dicen que no debemos llamar a María reina, veamos que dice la Biblia.

El AT está lleno de prefiguras del NT. Además de las profecías, hay personas,  acontecimientos, hasta lugares, que prefiguran hechos de la vida de Jesús. Un texto que prefigura a Jesús y a su Madre María se ve en una práctica que llegó a ser costumbre  permanente en el AT. En la corte, la madre del rey ocupaba un lugar especial. Por razones del cuarto mandamiento, el nombre de la madre del rey era asociado con la toma de poder de éste (1 Re 14:21; 15:2 y 15:10).

"Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá; tenía 41 años Roboam cuando comenzó a reinar y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que había elegido Yahveh de entre todas las tribus de Israel para poner en ella su Nombre. El nombre de su madre era Naamá, ammonita". (1 Reyes 14,21)
"El año dieciocho del rey Jeroboam, hijo de Nebat, comenzó a reinar Abiyyam sobre Judá. Reinó tres años en Jerusalén; el nombres de su madre era Maaká, hija de Absalón". (1 Reyes 15,1-2)
"El año veinte de Jeroboam, rey de Israel, commenzó a reinar Asá en Judá. Reinó 41 años en Jerusalén; su abuela se llamaba Maaká, hija de Absalón". (1 Reyes 15,9-10)
La madre del rey tenía un título poderoso y prestigioso: GEBIRAH (“señora”, paralelo a “señor”) y hasta llevaba una corona (Jr 13:18). La Gebirah es mencionada casi regularmente en las  listas de los reyes de Judá (salvo Jorán, Acaz y Asá).

Salomón fue hecho rey (1 Re 1:45-46). El era hijo de David, que prefigura a Jesús, quien también es  el hijo de David. Salomón fue ungido y subió al trono (1 Re 2:12). También Jesús.

"Entró Betsabé donde el rey Salomón para hablarle acerca de Adonías. Se levantó el rey, fue a su encuentro y se postró ante ella, y se sentó después en su trono; pusieron un trono para la madre del rey y ella se sentó a su diestra.
Ella dijo: «Tengo que hacerte una pequeña petición, no me la niegues.» Dijo el rey: «Pide, madre mía, porque no te la negaré.»" (1 Reyes 2,19-20)
A la madre de  Salomón, Betsabé, le fue dado un asiento al lado derecho del rey y ella intercedió por la gente ante  Salomón. El se inclinó ante ella (1 Re 2:19) y manifestó que no podía negar las peticiones que ella  hacía por el pueblo (v. 20). En todo la historia de los reyes de Israel, los profetas nunca criticaron  esta institución de la reina al lado del rey. Al contrario, fue aceptada por ellos (aunque condenaran a  los reyes):

"Hijas de reyes hay entre tus preferidas; a tu diestra una reina, con el oro de Ofir". (Salmos 45,10)
Los primeros cristianos, la mayoría judíos y acostumbrados a esta tradición, no tenían ningún  problema cuando la Iglesia veneraba a María como Reina de los Mártires y Santos e intercesora de la  Iglesia. Ellos veían a Salomón y Betsabé como prototipos de Jesús y María. Después de Betsabé,  esto quedó como una institución. En Proverbios 31 leemos que la reina-madre del rey Lemuel  escribió este capítulo para su hijo antes de que él subiera al trono, para que supiera qué tipo de  esposa debería tener.

"Palabras de Lemuel, rey de Massá, que le enseño su madre:
¡No, hijo mío, no, hijo de mis entrañas! ¡No, hijo de mis votos!
No entregues tu vigor a las mujeres, ni tus caminos a las que pierden a los reyes". (Proverbios 31,1-3)
El Papa Pío XII dijo que María es Reina en sentido restringido y solamente en una manera análoga  comparte dignidad real por ser Madre de Cristo. Sólo Cristo es Rey en el absoluto y pleno sentido. El  título de María como Reina del Cielo no viene de que ella se casó con Dios, sino que se basa en el  honor de ser la Reina-Madre de Jesucristo, el Rey de Reyes e Hijo de David.

No sé por qué los hermanos no quieren admitir que María puede ser Reina, cuando todos los  cristianos podemos ser reyes:

"Si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él" (2 Tim 2:12)
"Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono.". (Ap 3,21)
Dice María que los humildes son exaltados (Lc 1:52) por todas las generaciones (Lc 1: 48). Todos los cristianos comparten la dignidad real de Jesús, pero una fue “llena de gracia” y  también su Madre, María.

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